Escritor mapa o brújula: El eterno debate
- Rosa Burgos Ruiz
- 7 nov 2023
- 3 Min. de lectura
En redes sociales podemos ver a menudo el debate sobre ser escritor brújula o mapa, con cada posición esgrimiendo sus características y razones para no seguir la otra tendencia. Nunca ha sido una discusión candorosa, porque todos tenemos claro que lo que nos funciona a nosotros, como excéntricos que somos los autores, probablemente no le funcione a otro. Sin embargo, sí que podemos considerar una pequeña polémica, quizás más interna que otra cosa, en los tonos de gris.
Un escritor mapa es, a grandes rasgos, aquel que diseña su mundo, perfila sus personajes y guioniza o “escaletea” los capítulos y, después, comienza a escribir. El escritor brújula, por el contrario, sigue más los dictados de su corazón, empieza a escribir lo que va saliendo y continúa, a veces con más rumbo que otras. Entre medias hay un sinfín de técnicas que se pueden acercar más a un extremo que al otro y, los escritores que navegamos entre ellas a veces no tenemos muy claro a qué tendencia pertenecemos más.
En mi caso, siempre me he identificado como escritora brújula. Mi cerebro es una fuente inagotable de ideas, pero completamente inútil a la hora de desarrollarlas por completo. Cuando se me ocurre un nuevo proyecto, tengo que ponerme inmediatamente a escribir y sacar lo que llevo dentro, supongo que es el precio a pagar por escribir casi a modo de desahogo. Como consecuencia, la mayoría de mis novelas están inacabadas, no porque no crea en ellas, sigo releyéndolas y pensando que la idea tiene potencial. Sencillamente, me cuesta encontrar el ritmo para que fluya en la dirección que quiero, sobre todo, porque no sé cuál quiero. Siempre he funcionado mejor en el género de los relatos por eso mismo, la idea es fantástica, la desarrollo y suelo dejar el final abierto, “colgando”, porque es lo que me apasiona, que deje al lector pensando, deseando saber más, imaginando.
No es necesario encajar en el arquetipo de novelista para ser escritor. Hay infinidad de géneros en los que la novela no es el centro. Mi primera publicación, de hecho, fue un compendio de relatos y poemas, algunos relacionados entre sí, otros únicos en el mar de páginas. Sin embargo, muchos deseamos, por fin, terminar una novela, porque nuestras ideas, muchas veces, no caben en un relato de la forma en la que deseamos desarrollarlas.
Teniendo todo esto en mente he decidido empezar mi siguiente proyecto incorporando técnicas nuevas que me puedan ayudar. No, no he dejado de ser una escritora brújula, sigo necesitando ese algo, esa inspiración momentánea que te empuja a escribir sin parar, que cosquillea en la punta de los dedos si no estás pulsando las teclas. Sí he dejado de confiar todo mi éxito a este sentimiento, he empezado, no a obligarme a escribir salga lo que salga porque eso no me funciona, pero a guionizarme ligeramente cada capítulo y tener claro qué necesito que aparezca en ellos. ¿Lo definiría como escaleta? Probablemente no, es una suerte de lista de la compra con todas las ideas que quiero desarrollar, pero al menos me sirve para saber dónde empieza y dónde termina, a seguir apuntando con la manecilla al norte. Quiero creer que así, sin traicionarme a mí misma y forzarme a ser algo que no soy, voy a poder al fin, conseguir sacar de dentro la historia que tengo que contar.
Así pues, brújulas y mapas, seguid en este camino tan bonito y al mismo tiempo tan difícil, porque sois los que marcáis el rumbo. No perdáis de vista que ningún sistema, ninguna de estas dos identidades, es mejor o peor. Ambas son esenciales y, cada obra que sale de cada uno de nosotros tendrá ese toque mágico y original que solo nosotros, con nuestra forma y nuestra técnica, podemos darle.
Y tú, ¿eres brújula o mapa?
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