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Twisted Love: No sé qué es más retorcido

  • Rosa Burgos Ruiz
  • 12 dic 2023
  • 5 Min. de lectura

Este libro y, en general esta tetralogía, están causando sensación en bookstagram y booktok. ¿Lo leí influenciada por la cantidad brutal de vídeos que me he encontrado en internet? Sí, no me escondo. ¿Me ha gustado pese a mi rechazo frontal por lo mainstream? También. Soy un poco básica cuando hablamos de literatura romántica.

 

Recordemos que he venido aquí a retomar mi hábito de lectura con novelas ligeras que puedan leerse rápido y sin muchas complicaciones, esta historia cumple perfectamente con el encargo. Es sencilla, llena de clichés y tropos de esos que nos encanta poner en las reseñas para destripar un poquito más el libro y, no tiene demasiadas páginas, aunque me han faltado unas cuantas.

 

¿Por dónde empezar? Es complicado ilustrar los clichés que aparecen porque de alguna forma la autora ha conseguido conjugarlos absolutamente todos. Esto puede ser algo bueno o algo malo, según se mire. Voy a probar a ir en orden cronológico, por elegir alguno.

 

Cuando Josh, el hermano mayor de nuestra protagonista, Ava, se marcha a Centroamérica a hacer de médico sin fronteras, le pide a su mejor amigo, Alex Volkov, que cuide de ella. Desde el primer momento la tratan con paternalismo, como si fuera una cría que no tiene más que serrín en la cabeza, porque su exnovio parece haber estado acosándola. Aunque luego se demuestra más adelante que ese es quizás el problema más ínfimo al que se debe enfrentar la heroína, sigo sintiendo que esto no es más que una representación de ser capitán “por el motivo equivocado”.

 

Ella, que no es especialmente brillante, acepta su nueva situación, aunque así a voz de pronto, dice detestar a Alex. No nos vamos a engañar, parece que opone resistencia, pero entra al juego de tener a su guardaespaldas en la casa de al lado tan rápido que hasta le lleva galletas caseras para celebrar su mudanza. Alex, por su parte, pese a ser representado como alguien que detesta el universo y, por supuesto, un lobo solitario, también empieza a preparar la mudanza antes siquiera de haber terminado de discutir el asunto con Josh, aunque a él, por cuestiones que se descubren más adelante, podemos aceptarle el pulpo como animal de compañía.

 

En este punto de la historia aparecen las amigas de Ava, que quieren empujarla a experimentar con Alex, por quien sabe que siente una profunda atracción sexual, para ver si consiguen que él “reaccione” de forma emocional. En las críticas en redes sociales, he visto muchísimas ovaciones a este grupo compuesto por Bridget, una princesa europea de un país inventado pero que apostaría mi mano izquierda a que está inspirado en Mónaco, Jules, que tiene la profundidad de un charco de sirimiri y, Stella, otra que tal baila en cuanto a personalidad, que es influencer en Instagram. No me malinterpretéis, solo son brochazos de lo pueden llegar a ser y estoy segura de que las desarrollará con más profundidad en los libros siguientes, pero en este caso, son un acompañamiento demasiado simple.

 

La historia de amor entre Alex y Ava florece tras algunos momentos de tensión, porque, por suerte, este libro no se centra en el tropo del slow-burn, aunque será uno de los pocos palos que no toque. Tengo que decir que esto para mí es un punto positivo, pocas cosas me ponen más nerviosa que la falta de comunicación y tiranteces de las parejas que sabes que van a acabar juntas, pero no terminan de llegar porque hay que estirar el chicle unas páginas más. Me ha encantado que la relación de ambos no se vea empañada por el transcurso del argumento hasta las páginas finales, porque todo libro de amor debe tener un pequeño periodo en el que no están juntos para mantener el interés, o eso parece.

 

El argumento… podemos llamarlo secundario si consideramos que la historia gira en torno a la historia de amor, o principal, si queremos entender que ambas cuestiones son un todo, trata de cómo se entrelazan las vidas de Alex y Ava en sus problemas personales anteriores. Su madre intentó ahogar a Ava cuando era niña y después se suicidó carcomida por la culpa. Por su parte, Alex tuvo que presenciar el asesinato a sangre fría de sus padres y su hermana pequeña y, por ello, se debate entre ser un auténtico psicópata o aceptar que tiene un buen fondo, como siempre le recuerda Ava. Cuando empiezan a participar personajes como Michael, el padre distante de Ava o, Iván, el tío prepotente y presumido de Alex, puedes imaginarte cómo va a terminar la historia. Sin embargo, es lo suficientemente interesante como para que te quedes a leerla, pese a intuir, con muchas papeletas de acertar, el final.

 

Podéis pensar que tengo muchas críticas para haber afirmado en el primer párrafo que me ha gustado y, tendéis razón. Es más, intento no extenderme en comentar cada uno de los tropos y clichés porque intento no destriparos el argumento y que tengáis curiosidad vosotros mismos. Pero es que, hasta cerca del final cumple perfectamente con su propósito como novela: entretener. Es una historia llamativa, llena de pequeños giros argumentales y una historia de amor apasionada y retorcida con el toque perfecto de picante y sexo explosivo. Es un best-seller de manual al estilo de los que vivimos ya el boom de Cincuenta Sombras de Gray.

 

Hacia el final, sin embargo, el ritmo decae un poco y resulta complejo, al menos para mí, hacerme a la idea de que, el equivalente a menos de un año se ha desarrollado en los dos primeros tercios de novela mientras que el siguiente año y medio solo necesita el último tercio. Y, aun así, ese último tercio se me ha hecho largo. Pasan tantas cosas tan rápido en la primera parte, que un desenlace con tanto tiempo de por medio se hace pesado, tedioso y hasta poco creíble. Ava no quiere ni verlo hasta que le parece bien que se convierta en su acosador persona y, más tarde, de nuevo en el amor de su vida. Si el personaje femenino es una inserción propia de la autora, me replantearía cosas.


Como veis, no están enfrentadas la crítica y el disfrute de una novela. Puedo garantizaros que recomiendo este libro sin dudarlo. Me he divertido, me he reído y, por qué no, hasta me he sonrojado. Es un placer culpable del que no puedo escapar, me gustan los libros sencillos que son exáctamente lo que anuncian. No todo en este mundo deben ser libros plausibles, con prosa elegante e inteligente que tengan giros argumentales kafkianos tan inesperados que generen nuevas conexiones neuronales. A veces solo queremos dejar volar nuestra mente hacia fantasías prohibidas y tener un pequeño momento de romance con un CEO psicópata. La realidad es ya demasiado absurda, compleja y aciaga como para no disfrutar, quizás con un toque perverso de amor y odio, de este tipo de obras.


Autor

Ana Huang

Editorial

Bloom Books

Páginas

341

ISBN

978-1-7282-7486-7


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